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UNA VINOTECA, ¿PARA QUÉ?
No olvide que el vino es fruto de una pasión.
El vino es complejo, evoluciona muy despacio, tranquilamente.
Requiere que se cumplan varias condiciones para desarrollarse y alcanzar tranquilamente su apogeo,
unas condiciones que deben ser constantes en el tiempo.
En primer lugar debemos distinguir entre temperaturas de envejecimiento, conservación y temperaturas de
degustación.
Para ello, destacamos 5 puntos importantes:
La temperatura de envejecimiento: designa una horquilla de temperaturas entre 10 y 14°C, idealmente en
torno a 12°C, independientemente del tipo de vino que se quiere conservar y hacer madurar. Más que el
nivel de temperatura, es la constancia de la misma en el tiempo la que permite que un vino se desarrolle
plenamente. Por tanto es importante evitar las variaciones térmicas bruscas.
La humedad: el tapón de corcho de las botellas debe estar húmedo permanentemente para conservar sus
propiedades herméticas.
Con un índice de humedad inferior al 50% durante un período prolongado, el tapón de las botellas se seca
y se contrae, dejando que el vino se derrame y se oxide.
Con un índice de humedad superior al 80 % durante un período prolongado, aumenta el riesgo de
aparición de hongos y de despegue de las etiquetas.
Los olores/la ventilación: el vino respira a través del tapón. La proximidad constante de olores
desnaturaliza el vino.
Las vibraciones: las vibraciones fatigan el vino y alteran su evolución. Por eso es importante conservar el
vino lejos de cualquier movimiento.
La luz: la luz aumenta la posibilidad de óxido-reducción del vino, acelerando así su envejecimiento. Por
eso es importante mantenerlo en una absoluta oscuridad protectora.
A esto hay que añadir un concepto fundamental:
No sirve de nada conservar con cariño un vino durante años para «matarlo» sirviéndolo a una temperatura
inadecuada. Cuando un vino se sirve demasiado frío, los aromas quedan anestesiados y sus defectos
enmascarados. Un vino servido demasiado caliente podría saber demasiado a alcohol.
La temperatura de servicio: Se trata de la horquilla de temperaturas para servir y consumir un vino, de 7°C
en el caso de los licorosos hasta 18°C en el caso de los tintos tánicos de guarda.
La constancia de estas condiciones en el tiempo es vital.
Repasemos las necesidades que han determinado su elección:
¿Quiere comprar vinos jóvenes y hacerlos madurar con todo el cariño? Se encuentra en el ámbito del
envejecimiento.
¿Quiere comprar vinos y champanes próximos a su apogeo para tenerlos al alcance de la mano y
saborear la plenitud de sus aromas el día que más le apetezca a la temperatura adecuada? Aquí
hablamos de polivalencia, conservación y puesta en temperatura.
¿Desea consumir sus vinos a la temperatura adecuada? Una vinoteca de servicio se adaptará
perfectamente a sus necesidades (también denominada vinoteca de puesta en temperatura).