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PRESÓSTATOS DEL GAS
Los presóstatos de control de la presión del gas (mínima y máxima) tienen la finalidad de impedir el funcionamiento
del quemador cuando la presión del gas no esté comprendida entre los valores previstos.
Resulta evidente considerando la función específica de los presóstatos que, el presóstato de control de la presión
mínima tiene que utilizar el contacto que se encuentra cerrado cuando el presóstato detecta una presión superior a la
que ha sido regulado; el presóstato de máxima tiene que utilizar el contacto que se encuentra cerrado cuando el
presóstato detecta una presión inferior a la que ha sido regulado.
La regulación de los presóstatos de mínima y máxima presión del gas tiene que efectuarse en el momento de la prueba
de ensayo del quemador en función de la presión que se encuentra cada vez.
Los presóstatos están conectados eléctricamente en serie, por lo tanto, cuando intervienen (es decir cuando se abre el
circuito) los presóstatos del gas no permite que se conecte la caja de control.
Puntualizamos que si interviene (si se abre el circuito) uno cualquiera de los presóstatos cuando el quemador está
funcionando (llama encendida) se para inmediatamente el quemador. Cuando se efectúa el ensayo del quemador hay
que verificar el funcionamiento correcto de los presóstatos.
Operando con los órganos respectivos de regulación hay que asegurarse si ha intervenido el presóstato (apertura del
circuito) que tiene que hacer que se pare el quemador.
CONTROLES DE SEGURIDAD
Una vez efectuada la regulación hay que controlar siempre:
1.
La parada del quemador abriendo los termostatos y los presóstatos de aire y gas.
2.
El “bloqueo” obscureciendo la fotocélula (UV).
Para desbloquear el quemador hay que presionar el botón correspondiente.
MANTENIMIENTO
Cuando termina la estación en la que se usa la calefacción es conveniente limpiar los filtros del gas y gasóleo, el
cabezal de combustión (disco, aisladores, boquillas), los pasos del aire de combustión y la fotocélula UV.
Para limpiar los pasos de la boquilla hay que utilizar material blando (madera, plástico).
Les aconsejamos que cambien las boquillas cada 12 horas de funcionamiento.
FOTOCÉLULA UV
La existencia de un poco de grasa compromete mucho el paso de los rayos ultravioleta a través de la ampolla de la
fotocélula UV impidiendo que el elemento sensible interno reciba la cantidad de radiación necesaria para un correcto
funcionamiento. En el caso de que se ensucie la ampolla de gasóleo, petróleo pesado etc. es indispensable limpiarla
adecuadamente.
Hay que precisar que el simple contacto con los dedos puede dejar una pequeña cantidad de grasa que es suficiente
para comprometer el funcionamiento de la fotocélula UV.
La fotocélula UV no “ve” la luz del día o de una lámpara normal. La posible comprobación de la sensibilidad puede
realizarse con la llama (encendedor o vela) o con la descarga eléctrica que se produce entre los electrodos de un normal
transformador de encendido.
Para asegurar un correcto funcionamiento, el valor de la corriente de la célula UV tiene que ser suficientemente estable
y no estar por debajo del valor mínimo requerido por la caja de control específica; dicho valor está descrito en el esquema
eléctrico.
Puede ser necesario buscar experimentalmente la posición más adecuada moviendo (desplazamiento axial o de rota-
ción) el cuerpo que contiene la fotocélula con respecto a la abrazadera de sujeción.
La comprobación se efectúa introduciendo un micro-amperímetro, con escala adecuada en serie a uno de los dos
cables de conexión de la fotocélula UV; está claro que hay que respetar la polaridad (+ y -).